Os presento mi nuevo libro publicado en Editorial Creación:
Cuando miramos a nuestro alrededor podemos contemplar las bellezas del Universo en todo su esplendor, desde la lejanía de una estrella hasta la cercanía de una flor, sin dejar de lado, por supuesto, a todo lo demás, ya sea que pertenezca al mundo mineral, animal o humano. Ninguna de estas cosas parece detenerse, sino que todas, absolutamente todas, avanzan con paso firme hacia adelante.
Vemos cómo lo más cercano a nosotros va cambiando de aspecto. Todo nace, crece, se reproduce y, finalmente, deja de ser; al menos en este plano y para nuestros ojos limitados a un estado concreto de conciencia.
Todo esto nos parece normal y, la mayoría de nosotros, no le damos la mínima importancia. La ciencia nos ha dicho que este ir hacia delante de todas las cosas, este crecer, obedece a unas energías invisibles a nuestros ojos que proceden del Sol, junto a un equilibrio perfecto de la tierra, el aire y el agua de la lluvia. En el caso de los seres humanos, el ADN marca nuestra configuración física, nuestro crecimiento, nuestras predisposiciones a ciertas enfermedades, etc.
No dudamos de nada de esto porque nos lo dicen los científicos, al igual que no dudaremos en el futuro de los nuevos descubrimientos de la ciencia, porque serán hechos irrefutables, como hoy lo es que todo está en evolución constante y camina con paso firme hacia un futuro inevitable. Pero ¿qué, quién o quiénes son los que lo hacen caminar? Allí donde los científicos sólo alcanzan a ver energías que actúan en determinada dirección y piensan que se mueven por sí mismas, algunos iniciados, que aseguran haber alcanzado una vista superior, pueden llegar a vislumbrar a otros seres que manejan dichas energías y las dirigen en la dirección adecuada para hacer que todo en el cosmos siga su curso evolutivo. Para ellos, estos seres son los llamados ángeles, devas, genios o por cualquier otro nombre que se les pueda conocer en determinadas culturas. Si en nuestro actual estado de conciencia no podemos llegar a verlos es simplemente porque no hemos desarrollado todavía el tipo de órgano que nos permitiría hacerlo. Pero eso no quiere decir que no existan, pues un ciego de nacimiento no podría decir que lo que hay en el mundo no existe, sólo porque él no pueda verlo.
Las fuerzas ocultas del Universo han sido conocidas con el nombre genérico de Ángeles, y están presentes en toda la historia de la Humanidad. Los testimonios son innumerables, algunos de los más importantes han sido recogidos en mi próximo libro Apariciones y encuentros con ángeles, que esta misma Editorial, si Dios quiere, publicará en octubre de 2012. En libro que acabo de publicar, y que os estoy presentando, se dan a conocer sus nombres y sus funciones específicas. Se intenta, además, dar respuesta a numerosas incógnitas relacionadas con ellos, como ¿cuál es su origen?, ¿quiénes son?, ¿han sido creados por Dios?, ¿qué significan exactamente la dos caídas, la Angélica y la Terrenal?, ¿han participado en la Creación...? Y, por supuesto, lo más importante de cara a nuestra propia evolución, ¿quiénes son los ángeles de la guarda?, cómo podemos saber cuáles son los nuestros (los que nos protegen a cada uno de nosotros) y cómo podemos trabajar adecuadamente con ellos para mejorar nuestra vida y la de los demás.
Para descargar el índice y un extracto ir a la web de Editorial Creación
Cuando miramos a nuestro alrededor podemos contemplar las bellezas del Universo en todo su esplendor, desde la lejanía de una estrella hasta la cercanía de una flor, sin dejar de lado, por supuesto, a todo lo demás, ya sea que pertenezca al mundo mineral, animal o humano. Ninguna de estas cosas parece detenerse, sino que todas, absolutamente todas, avanzan con paso firme hacia adelante.
Vemos cómo lo más cercano a nosotros va cambiando de aspecto. Todo nace, crece, se reproduce y, finalmente, deja de ser; al menos en este plano y para nuestros ojos limitados a un estado concreto de conciencia.
Todo esto nos parece normal y, la mayoría de nosotros, no le damos la mínima importancia. La ciencia nos ha dicho que este ir hacia delante de todas las cosas, este crecer, obedece a unas energías invisibles a nuestros ojos que proceden del Sol, junto a un equilibrio perfecto de la tierra, el aire y el agua de la lluvia. En el caso de los seres humanos, el ADN marca nuestra configuración física, nuestro crecimiento, nuestras predisposiciones a ciertas enfermedades, etc.
No dudamos de nada de esto porque nos lo dicen los científicos, al igual que no dudaremos en el futuro de los nuevos descubrimientos de la ciencia, porque serán hechos irrefutables, como hoy lo es que todo está en evolución constante y camina con paso firme hacia un futuro inevitable. Pero ¿qué, quién o quiénes son los que lo hacen caminar? Allí donde los científicos sólo alcanzan a ver energías que actúan en determinada dirección y piensan que se mueven por sí mismas, algunos iniciados, que aseguran haber alcanzado una vista superior, pueden llegar a vislumbrar a otros seres que manejan dichas energías y las dirigen en la dirección adecuada para hacer que todo en el cosmos siga su curso evolutivo. Para ellos, estos seres son los llamados ángeles, devas, genios o por cualquier otro nombre que se les pueda conocer en determinadas culturas. Si en nuestro actual estado de conciencia no podemos llegar a verlos es simplemente porque no hemos desarrollado todavía el tipo de órgano que nos permitiría hacerlo. Pero eso no quiere decir que no existan, pues un ciego de nacimiento no podría decir que lo que hay en el mundo no existe, sólo porque él no pueda verlo.
Las fuerzas ocultas del Universo han sido conocidas con el nombre genérico de Ángeles, y están presentes en toda la historia de la Humanidad. Los testimonios son innumerables, algunos de los más importantes han sido recogidos en mi próximo libro Apariciones y encuentros con ángeles, que esta misma Editorial, si Dios quiere, publicará en octubre de 2012. En libro que acabo de publicar, y que os estoy presentando, se dan a conocer sus nombres y sus funciones específicas. Se intenta, además, dar respuesta a numerosas incógnitas relacionadas con ellos, como ¿cuál es su origen?, ¿quiénes son?, ¿han sido creados por Dios?, ¿qué significan exactamente la dos caídas, la Angélica y la Terrenal?, ¿han participado en la Creación...? Y, por supuesto, lo más importante de cara a nuestra propia evolución, ¿quiénes son los ángeles de la guarda?, cómo podemos saber cuáles son los nuestros (los que nos protegen a cada uno de nosotros) y cómo podemos trabajar adecuadamente con ellos para mejorar nuestra vida y la de los demás.
Para descargar el índice y un extracto ir a la web de Editorial Creación
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