"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero Yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen." Mateo 5. 43-45 Palabras duras son estas para ser oídas y muy difícil de poner en práctica. Hasta entonces no se había oído nada semejante. Lo que se repetía hasta la saciedad era algo semejante a: "Dios mío, fulmina a mis enemigos, extermina a los que me persiguen y calumnian". No en vano aun no hemos aprobado esta asignatura. Amar al enemigo es algo que va en contra de nuestras costumbres, de nuestra forma de ser; pero si Cristo no hubiera sabido lo que dicha frase encerraba, jamás la hubiera pronunciado. Si Cristo no pensara que cuando seamos capaces de sentir de esa forma es que, probablemente, habremos llegado al último tramo del sendero, nunca la hubiera dicho. Si Cristo no hubiera creído que, aunque difícil, era posible llevarla a la...
Autor de libros de espiritualidad y crecimiento personal